jueves, 9 de abril de 2009

Aló

Si en la última entrada comentábamos un caso de problema conyugal, he aquí hoy uno de problemón familiar... Y es que a una austríaca de 73 años, su excesivo celo de madre le va a costar una multa de 360 euros, tras ser encontrada culpable de un delito de acoso contra su propio hijo, que no es precisamente un chiquillo y tiene ya los huevos negros de trabajar, pero al que telefoneaba a veces hasta medio centenar de veces al día.
Esa ha sido la decisión de un Tribunal del Estado federado de Carintia, al sur de Viena, que ha considerado que la insistente madre bombardeaba a su hijo con continuas llamadas de teléfono.
"Quiero tener tranquilidad", explicaba el afligido demandante ante el tribunal que ha juzgado el caso. "Ya no te llamaré más. Te desheredo", replicaba su dolida progenitora.
Desde la Fiscalía se ha argumentado que era comprensible que el hombre quisiera tener de una puta vez tranquilidad, recordando que en los dos últimos años y medio hubo días en los que la demandada llegó a telefonear hasta 49 veces a su hijo.
Por su parte, la acusada se ha justificado diciendo que "sólo quería hablar con él" lamentando que "no puede hablar ni con su hijo ni con hija". "Nunca he visto a mi nieto, aunque ya tiene quince años", lamentaba la pobre anciana, tras ser sentenciada a abonar la citada multa y que deje de tocarle los huevos y el teléfono a su talludito retoño.
Y es que la gente ya no nos comunicamos.

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